Cualquier atleta que entrene en exceso está en riesgo de desarrollar fatiga deportiva y sobreagotamiento, este síndrome genera alteraciones fisiológicas como: pesadez y dolores musculares, cansancio continuo, debilidad, cambios en el ritmo cardio-respiratorio, falta de coordinación en los movimientos y fuertes deseos de abandonar el ejercicio. Cuando el sobre-agotamiento es continuado, pueden presentarse signos como irritabilidad, alteraciones del sueño, pérdida de peso, descenso rotundo en el rendimiento, falta de concentración y atención. Vamos a hablar entonces de cómo evitar la fatiga y el sobreagotamiento durante tu entrenamiento
Por lo general tendemos a creer que el cansancio al entrenar es sinónimo de un buen trabajo físico. Sin embargo, esto no siempre es así, el exceso de ejercicio, combinado con la falta de descansos y una mala nutrición desembocan en una serie de carencias y alteraciones que pueden manifestarse en complicaciones y molestias como la disminución en el rendimiento deportivo y recuperación lenta luego ejercitarse, lesiones, dolor muscular y articular, aumento de pulsaciones en estado de reposo, dificultad para dormir, relajarse y concentrarse, nauseas, malestar estomacal, pérdida del apetito y descenso de peso.
Para evitar la fatiga recomendamos:
Cuidar nuestra nutrición.-
Cuidar nuestra alimentación en detalle es fundamental para optimizar el funcionamiento de nuestro organismo, no todas las personas tienen los mismos requerimientos ante un mismo esfuerzo; la mejor forma para lograrlo es a través de dietas hechas a medida.
Beber suficiente agua
Mantenerse hidratado es la mejor estrategia para combatir la fatiga. Una perdida de tan solo un 5% de agua puede provocar la falta de energía, debilidad, sed, piel y boca secas y mayor concentración de orina.
Descanso adecuado
Mucha gente arrastra un cansancio crónico simplemente por tener mucho que hacer y descansar poco. Si entrenamos, es necesario dormir por lo menos 8 horas contínuas y profundamente para permitir a nuestro organismo la necesaria recuperación.
Otros aliados para ello son los métodos de relajación y respiración, los ejercicios de precalentamiento y de recuperación, y las distintas técnicas como la hidroterapia, la termoterapia y los masajes.