Cada día son más los corredores populares que les pica la curiosidad de lanzarse a correr una carrera de montaña. De hecho, en los últimos años, el número de amantes de este tipo de carreras se ha multiplicado por 10, y es que las carreras de montaña son una excelente manera de disfrutar del medio ambiente, cuando corremos por el monte, aprendemos a amar la montaña. Mantenemos abiertos viejos caminos; aportamos a los pueblos de montaña un turismo rural sostenible. Y crecemos como personas, al viajar y descubrir nuevas tierras, gentes, costumbres y amigos. Estas son solo algunas de las razones por las cuales las carreras de montaña se han vuelto tan populares.
Si quieres incursionar en este deporte, debes tener muy en cuenta las diferencias que existen entre el clásico running – que generalmentecorremos por asfalto o superficies muy estables – , y las carreras de montaña. Aunque ambas disciplinas tengan el correr como la base del ejercicio, no hay duda de que iniciarse en montaña es iniciarse prácticamente en un nuevo deporte. Para disfrutar al máximo esta nueva manera de correr, es necesario que tu cuerpo asimila bien las cargas en este nuevo tipo de terreno. Una vez hayas completado tus primeros entrenamientos y sobre todo, tu primera carrera, no nos cabe la menor duda de que vas a querer repetir la experiencia.
La velocidad y el paso al cual corremos, varia significativamente del asfalto, convirtiéndose en más lento y menos constante, normalmente los senderos a los que nos enfrentamos están llenos de subidas y bajadas, terrenos donde la superficie varía y la carrera, por lo general, se va prolongandos en el tiempo, si eres un curredor de maratón o si corres con frecuencia olvidate de andar comparando tus tiempos con los que has obtenido en el asfalto, ya que de poco nos van a servir, al correr en la montaña, descubrirás que corremos más por sensaciones que por tiempo.
El calzado normal de atletismo suele resultar insuficiente para la montaña. Es más adecuado hacerse de un calzado con suela de tacos y goma adherente, ya que se supone que vas a tener que apoyarte sobre terreno irregular, cómo piedras, ramas y medias laderas. Es vital que la plantilla del calzado tenga algo de rigidez, para poder soportar el peso del cuerpo y traccionar correctamente. Un calzado de trail suele tener refuerzos de goma, al menos en la puntera. Su cometido es doble, según modelos. Por un lado, sirve para proteger la zapatilla si es un refuerzo corriente; pero hay algunos modelos que montan refuerzos delanteros duros, a modo de protector para los dedos en caso de golpeo involuntario con los dedos del pie.
Por ultimo y no menos importante, debes conocer la tecnica. Debes cuidar el cómo corres y cómo impulsas cada zancada. En las subidas correr aprovechando el impulso de los brazos ayuda mucho y hay que procurar mantener el tronco erguido. Procura pisar con la parte media-delantera de la zapatilla para tener una transición ágil. Si la pendiente es muy fuerte es preferible andar ya que el gasto energético será menor. Se puede avanzar tan rápido o incluso más que corriendo en las pendientes más fuertes. Coloca tus manos sobre las rodillas y busca tu postura más cómoda. El tronco lo más erguido posible para facilitar la entrada de aire. En subidas muy largas con esta postura se carga mucho la zona lumbar por lo que es conveniente alternar ésta última con la de posición erguida y bracear a ritmo.
En las bajadas es normal perder mucho tiempo especialmente cuando el terreno se complica. Date un tiempo y procura no arriesgarte en exceso hasta que desarrolles la confianza, sobre todo en terrenos técnicos. Procura apoyar la parte media y delantera de la zapatilla evitando impactar con el talón, que carga mucho a nivel muscular y frena en exceso. Usa muchos apoyos cortos y rápidos para gestionar tramos irregulares y trata de avanzar en los terrenos fáciles o rápidos. Es posible que las piernas te duelan después de una carrera debido a las bajadas. El movimiento pasa de impulsar en las subidas a retener en las bajadas y las fibras musculares tienen un trabajo que asimilar.
En tiempos de lluvia es común tener que hacer frente al barro, al subir resulta dificultoso y la elección de la zapatilla es fundamental si quieres un mínimo de agarre que te permita avanzar. Las bajadas embarradas te permiten correr muy rápido. El terreno se vuelve blando y tus músculos y articulaciones lo agradecen. A su vez hay que tener en cuenta que se vuelve más resbaladizo y en los cambios de dirección habrá que poner mayor atención, mientras que en terreno rocoso hay que buscar una pisada lo más llana y certera posible. Echar las manos al suelo te puede ayudar a avanzar con rapidez si las rocas son muy grandes. Si sales de una zona embarrada y comienzas un tramo de piedra, date un tiempo para asimilar el cambio de terreno y que la suela vaya perdiendo el barro acumulado entre sus tacos.
Por último nos queda mencionarte que le guardes su respeto a la montaña. Es un terreno tanto bello como peligroso. En la montaña la incertidumbre siempre está presente y en cuestión de segundos todo puede cambiar. Infórmate bien de los lugares por los que vas a correr, presta atención a las condiciones del tiempo, es importante llevar suficientes bebidas y productos energéticos, y sobre todo, no te arriesgues con senderos para los que no estás preparado.