Existen unas prácticas contemplativas clásicas de las grandes tradiciones que todo meditante ha de conocer. Cada una de ellas trata uno u otro de nuestros desequilibrios humanos básicos. De la misma forma en la que trabajas con una práctica central durante unas semanas o meses para ver si se adapta a ti, deberías practicar con una de estas contemplaciones clásicas varias veces a la semana durante un mes, hasta que empiece a abrirse. Llegarás a saber cuál de estas prácticas contemplativas te ayuda en un momento dado a abrir tu corazón y conectar con un sentimiento de totalidad y unicidad. Estas son algunas de ellas.
Meditación sobre la amabilidad (Metta)
En esta meditación de amor deseas que tú mismo, un ser querido, un desconocido, un rival y todo el mundo tengan felicidad, salud y libertad.
Meditación de tomar y enviar (Tonglen)
Inhalas evocando una emoción difícil u otra forma de sufrimiento y exhalas felicidad, paz y sanación, dirigiéndolas primero a ti mismo, luego a un individuo que conozcas, después a un grupo de personas y por último a todos los seres. Un efecto de esta práctica es ayudarte a reconocer que tus emociones no son tu yo personal. Cualquier forma de emoción o sufrimiento físico es universal. Después de la práctica experimentas compasión y unidad con todos los seres.
Meditaciones de asentamiento
Pueden consistir en un sentimiento de conexión con la tierra o imaginar una corriente de energía que fluye desde la base de tu columna y llega al centro de la tierra. Las prácticas de asentamiento se enseñan en muchas tradiciones, incluidas las artes marciales, el tai chi y el gi gong.
Meditaciones chakra
Esta meditación puede transformar tu cuerpo interior conectándote a los centros de energía que van desde la base de la columna hasta la coronilla. Imagina la energía en forma de luz que sale del centro del cuerpo, conectando los siete chakras, y llega hasta la cabeza. Cuando la energía llegue a la coronilla, siente que una catarata de agua se vierte por la cabeza y baña todo tu cuerpo